lunes, 27 de julio de 2020

VERANO

Y de repente, la vida cambia.
Recién llegado de una pequeña escapada a la playa, el paisaje veraniego habitual se ha modificado.
La obligatoriedad de la mascarilla, geles en la entrada de los locales públicos, patrullas policiales  recorriendo las playas y un permanente goteo de noticias anunciando la aparición de nuevos brotes, no ayudan precisamente a relajarse y disfrutar con tranquilidad  de estos necesarios días.
La denominada nueva normalidad se ha impuesto , al menos transitoriamente.
La esperanza de una posible vacuna, se contempla como algo real pero lejano.
Y mientras tanto, hay que seguir adaptándose , con más o menos capacidad , a la nueva situación.
Y ese es el verdadero reto.
Comprobar hasta que punto estamos preparados ante un hecho que no controlamos , cuya gestión queda en manos ajenas, sean científicos, gobiernos u organismos no gubernamentales.
El balance puntual no es alentador.
Errores cometidos, estadísticas inhumanas de fallecidos, falta de cohesión y solidaridad política, egocentrismo y endiosamientos personales.
Me  viene a la memoria la histórica frase de Kennedy en el discurso inaugural de su toma presidencial.
" No preguntes lo que tu país puede hacer por ti. Pregunta lo que tu puedes hacer por tu país".
Ello sin renunciar al control,  la critica constructiva  y la exigencia  de responsabilidades al poder gubernamental. Miles de muertes lo justifican.
En lo personal, es el momento de sondear en nuestro interior, buscando esa fuerza, esas capacidades existentes, muchas veces ignoradas o abandonadas , exteriorizarlas y demostrar nuestra fortaleza.
Al menos, es lo que yo he intentado practicar en las puntuales ocasiones donde la vida me ha puesto a prueba, tanto en temas de salud como laborales o personales.
Es muy habitual, en jornadas de marketing, escuchar el siguiente ejemplo:
" Un comercial de una fábrica de calzado, viaja a un país subdesarrollado. Dias después , envía un telegrama : Nulas posibilidades de venta. Todos van descalzos".
Un competidor, poco después,  realiza el mismo viaje. Al día siguiente envía su telegrama: Posibilidades maravillosas. Nadie usa zapatos".
¿ Crisis u oportunidad?. 
Que cada uno de su respuesta, pero el objetivo es salir de todo ello más fortalecido.
Evidentemente, no depende solo de uno  dado que, ademas del sanitario,  el problema tiene un trasfondo económico grave e importante que todos vamos a sufrir.
Pero, en la parte que nos corresponde, los arquitectos de nuestra vida somos nosotros.
Confío que un día, lo más cercano posible, hayamos superado  esta dura etapa y lo celebremos con un simbólico brindis , escuchando al genial Pavarotti en el aria del acto final de Turandot .
Vincero, Vincero.......





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