domingo, 25 de agosto de 2019

LIBERTAD




Se distinguen con facilidad. 
Personas con reciente bronceado , descargan del maletero del coche innumerables objetos que han formado parte de sus vacaciones.
Maletas, alguna pequeña sombrilla, palas......
En función del barrio, las características varían.
Pequeños utilitarios, modelos de gama media o alta.
Pero con un lenguaje corporal similar.
Añoranza, expresión seria y cierto aire prematuro de cansancio.
Muy similar a la del preso que ha disfrutado durante unos días de libertad provisional.
Y la ciudad se agita.
Los espacios que, durante unos días , te permitían aparcar con facilidad vuelven a estar completos, el tráfico se intensifica paulatinamente, los negocios vuelven a abrir su puertas, puntualmente cerradas, los escaparates ya muestran la nueva temporada de ropa invernal y la radio te inunda con sus carruseles deportivos y  mensajes publicitarios que te invitan a participar en los sorteos especiales de Navidad.
Todo vuelve a la mal denominada normalidad.
En escasos días, la prensa recogerá artículos dedicados al denominado síndrome de vacaciones , el incremento estadístico de venta de ansiolíticos y crisis posteriores de convivencia, bien conocidas por los especialistas del sector sanitario.
Atrás quedan las falsas promesas de cambio de vida, de nuevos proyectos, de estudio de idiomas, visitas al gimnasio o dietas saludables.
El carrusel se ha puesto nuevamente en marcha e , impotentes,  comprueban que de el no se pueden bajar.
Las cargas personales o familiares, la inseguridad de su empleo , los miedos a romper su zona de confort, les limitaran.
Otros, unos pocos, romperán las rejas y tomaran decisiones.
Acertadas o equivocadas, pero asumirán riesgos y lucharan para que esa libertad experimentada durante un corto período, se integre en su día a día aunque sea renunciando a prebendas anteriores, bien sean económicas, familiares o de cualquier otro tipo.
Es la diferencia existente entre el que se arrodilla o el que tropieza y vuelve a levantarse.
Perfectamente reflejada en una escena de la película “ Up in the air”, con George Clooney como protagonista, dialogando con un ejecutivo que va a ser despedido:
¿Cuanto te pagaron para renunciar a tus sueños?
Yo lo expreso con una pregunta:
¿ Quieres ser inquilino....o propietario de tu vida ?
Tu decides.







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