domingo, 5 de octubre de 2025

FREEDONIA



Si los Hermanos Marx levantaran la cabeza y vieran la política española de hoy,  les tendrían que explicar si lo que acaban de ver es un pleno del Congreso o una escena descartada de "Sopa de Ganso."
Vivimos en un país donde los debates parlamentarios parecen escritos por los , en su dia,  guionistas de la filmografía de los Hermanos Marx y en el que cada rueda de prensa podría titularse "Una noche en la Moncloa"
Entre promesas que se olvidan más rápido que los nombres de los ministros de Cultura,  a uno solo le queda pensar que la política española se mueve bajo la máxima de Groucho.
“Estos son mis principios, pero si no le gustan… tengo otros.”
Los partidos se reúnen, negocian y se contradicen con la misma soltura que Chico tocando el piano.
Mucho ruido, mucho movimiento de manos, y al final nadie sabe qué melodía es.
Los discursos, eso sí, siguen una lógica puramente marxista (de los Hermanos, no de Karl). 
En España, la frase “La parte contratante de la primera parte…” se ha convertido en la fórmula mágica con la que cualquier partido justifica sus giros de guion.
Una coalición se rompe, otra se inventa, y la tercera se niega a existir aunque todos la vean.
Es como esa escena en que Groucho intenta colarse en un club privado: nadie le quiere dentro, pero al final acaba siendo presidente.
Por otro lado, la oposición ejerce con la seriedad de un payaso triste. 
Critican lo que ayer aplaudían y aplauden lo que mañana criticarán.
Harpo, que nunca decía una palabra, parecería hoy un parlamentario modelo.
Silencioso, expresivo y con un arpa en vez de un argumentario vacío.
Quizá el gran error de nuestra política es que intenta parecer seria. 
Si aceptáramos que todo esto es, en realidad, una comedia de enredos, sería mucho más fácil de soportar. 
Groucho lo resumía con ironía:
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.”
Mientras tanto, nosotros, los espectadores, seguimos pagando la entrada para ver la función. 
Y lo peor es que, como en las películas de los Hermanos Marx, lo que empieza como un lío termina siendo un lío todavía mayor… pero aquí sin orquesta final.
Se atribuye a Winston Churchill la frase "La política crea extraños compañeros de cama".
Como Puigdemont,  que , a caballo entre Waterloo y Vallespir,  nos recuerda a Harpo y su "¡ Y también dos huevos duros!
Y todos quieren entrar , al igual que en la mítica escena del camarote ( "Una noche en la opera " )  nadie cree que sobra y  hablan a la vez .
Y como si fuese un circo, se saltan principios, hacen malabares con las promesas y dan volteretas sobre los votantes.
Y al sufrido ciudadano, le queda pendiente la dura y futurible tarea , de saber a quien votar en las siguientes elecciones.
Adlai Stevenson, doble perdedor ante Eisenhower en las elecciones de 1952 y 1956 y que nunca llego a ser Presidente de EEUU, ante el comentario de un periodista que le dijo:
" Cualquiera que tenga dos dedos de frente, votara por usted", contestó con fina ironía:
" Si, con esos ya cuento. Pero tengo que convencer a la mayoría".
Pues, nada. Crucemos....los dedos.

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