Tener un hijo, plantar un árbol , escribir un libro.
¿Quien no ha escuchado alguna vez esa frase, en el transcurso de su vida ?
En origen , parece ser que corresponde a un relato profético de Mujanmmad, Mensajero del Islam, que fue posteriormente adaptado y resumido en dicha frase por José Martí, político y escritor cubano y uno de los principales líderes de la independencia de su país, que la popularizó.
Conceptos perfectamente válidos, aunque también matizables.
¿ Que sucede si la persona no tiene capacidad física de concebir ?
¿ Una persona , lamentablemente analfabeta.... está condenada al fracaso vital, por no saber escribir?
Todos podemos de una forma o de otra, conseguir plantar un árbol.
Pero ¿ de que tipo? Porque los hay que son dañinos para la naturaleza.
Un personaje mexicano, muy popular en su
época, Francisco Ligouri, abogado, profesor y cronista, ironizó sobre el tema , con el siguiente texto:
"Tengo un amigo canijo
Que leyó en un libro viejo
Aquel antiguo consejo
Y lo siguió muy prolijo
En su propósito fijo
Pensó, como buen pendejo
“Sere feliz porque dejo
un libro, un árbol y un hijo"
Pero le salió mal todo
Pues, por irónico modo
Logró al fin de su jornada
Un libro muy aburrido
Un árbol seco y torcido
Y un hijo de la chingada.”
Humor aparte, está claro que la literalidad no es el todo.
No solo es leer. Es saber interpretar.
Por ejemplo, se puede adoptar a un niño, caso de no poder tenerlo.
También colaborar con ONGs, dedicadas a la protección de la infancia.
O volcar ese amor en la gente que quieres, que te importa. Amigos, familia.
Leer, culturizarse y si dispones de la capacidad necesaria, difundir el conocimiento adquirido de forma altruista, es tan importante como escribir.
El respeto a la naturaleza, contribuir a su mantenimiento y colaborar con causas que ayudan a protegerla, es una buena forma de “plantar un árbol “.
Por tanto, en esa búsqueda de una vida plena y satisfactoria, hay muchas formas de realización.
Ello no invalida esa hermosa frase.
Pero si hacernos reflexionar sobre el trasfondo de la misma.
Yo he intentado y espero que conseguido, aplicarlo.
Como me recuerda , periodicamente, una querida amiga, no solo con coherencia. También con congruencia.
He procurado cultivar una serie de valores y transmitirlos a mis hijas, tales como honestidad, ética, cariño hacia mis semejantes, conciencia social, libertad de pensamiento, cuidado de mi familia, respetar a mis amigos.
Y leer, leer, leer.......
Naturalmente, estableciendo criterios para seleccionar obras y autores, que contribuyan a mi desarrollo personal.
En un duro año, que por fin termina, ese deseo de vida plena lo trasmito a todos aquellos que forman parte de mi día a día, de mi vida.
Ellos saben quien son y supongo que sonreirán al ver la forma que he escogido, para evitar caer en frases tópicas y desgastadas, propias de estas fechas.
Esos que siempre están ahí.
Y por descontado, gracias de corazón a todos aquellos que, generosamente, han dedicado o dedican unos minutos de su tiempo para asomarse a esta pequeña ventana, que cuenta desde su creación y al día de hoy con casi 47.000 entradas.
Para todos ellos......
Feliz solsticio, Feliz vida plena, Feliz nuevo año.
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