El calendario me recuerda que, siguiendo la tradición , es época de regalos navideños.
Y me he puesto a ello, buscando pequeños obsequios para familia y amigos.
Cuando me han preguntado que podría apetecerme , me he encontrado sin respuesta.
Aunque, realmente, si la tengo.
Nada.
Naturalmente , soy tan normal como cualquier otro y siempre hay algo que te apetece.
Caprichos, finalmente.
Pero, a estas alturas de mi ya largo recorrido, algo he aprendido .
Que todo aquello que se puede comprar, siempre es agradable , pero no imprescindible.
Utilizando ese ya indispensable Internet en exhaustivas búsquedas, no he podido encontrar a ninguna empresa, nacional o multinacional, donde se pueda adquirir lo esencial de la vida.
La maravillosa sonrisa de mi nieto, el amor de mis hijas, una puesta de sol, un paseo por la playa a primeras horas de la mañana, un mar embravecido, el olor a eucaliptos, la belleza de una flor o de un paisaje, mi, no muy amplia , pero querida familia.
Esa espontánea alegría de infinidad de personas alrededor del mundo que, a pesar de vivir en condiciones lamentables e inhumanas, regalan una sonrisa cuando les hacen una foto, como recuerdo o para alguna publicación.
También, ese anciano , lleno de humanidad, que cede su asiento a una persona, porque considera que lo necesita mas que el.
Y, porque no, esa persona que se muestra sorprendida cuando le cedes tu sitio en la cola de un supermercado y te lo agradece con un gesto o una sincera sonrisa
Este año, particularmente, esos profesionales de la Sanidad, que se dejan la piel ante una brutal pandemia, con riesgo de su propia vida.
Y lo mejor de todo ello.
Un bien tan sumamente escaso como son los verdaderos amigos .
Para ser politicamente correcto....y amigas.
Aquellos que, superando sus dificultades y problemas, siempre están ahí para apoyarte, aconsejarte, soportarte y ofrecerte un cálido abrazo.
Como dice una preciosa frase:
"Hay personas que están contigo cuando tienen tiempo y otras que buscan tiempo para estar contigo”.
Naturalmente, quien me la recordó, forma parte de ese reducido círculo.
Así que, aun siendo solo una pequeña gota de agua en este inmenso océano que es el mundo, este año , queridos míos, quedáis liberados de cualquier compra.
Soy consciente que, a pesar de ello, siempre habrá una pequeña sorpresa, que recibiré encantado.
Porque detrás de esa compra, hay algo muy importante.
Amor incondicional , sinceridad y lealtad.
Y por mi parte, la justa reciprocidad y el deseo de seguir dejando abierta mi puerta a la desconcertante, caótica, compleja, calida, dura, sorprendente y apasionante vida.
La maravillosa vida.
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