viernes, 15 de mayo de 2015

BORRAR






La tentación de reescribir la Historia para adaptarla al gusto de sus protagonistas  siempre ha existido.
Tal es el caso de  dirigentes políticos que han ordenado alterar fotografías en las cuales  aparecían  objetos o personas que consideraban perjudiciales  para su imagen.
En alguna ocasión  se ha hecho para  ocultar o disimular aspectos de su físico que les acomplejaban.
Unas de las más conocidas son las del encuentro de Franco y Hitler en Hendaya, donde los servicios de información  hicieron todo  lo posible para ocultar la diferencia de estatura entre ambos o retocaron una en la cual Franco aparecía con los ojos cerrados.
Lamentablemente también existen personas que practican la misma estrategia .
Reescriben su vida continuamente mostrando solo aquello que , en un desesperado intento de ocultar sus fragilidades, creen que les ayuda a conseguir su objetivo.
Ello puede ser lógico en aspectos que forman parte de su intimidad personal y que no tiene porque ser  aireado o conocido.
Pero es poco ético cuando para adaptar la realidad a su estrategia, te borran del relato. 
De repente no es que estés muerto. Es que no has existido.
Esas personas sustituyen el plural por el singular, modifican experiencias vividas y pasas de ser valorado e indispensable a..... perfectamente sustituible.
Y todo ello con una facilidad pasmosa, sin descomponer el gesto y transformando la realidad en medias verdades o falsedades.
Cuando ello sucede  intentas comprender  porque  es así.
Por muchas vueltas que le das, no encuentras nada que justifique esa aptitud, esa mediocridad.
E inicias un proceso de autocrítica por tu ingenuidad y exceso de confianza ante personas que no lo merecen.
 Sin embargo no quieres modificar tu visión de la vida y  cometer el error de generalizar o de creer que la actuación egoísta de una persona es la tónica general de quién te rodea.
Lo olvidas provisionalmente  y esperas a que ese implacable juez que es el tiempo coloque las piezas en su sitio.
Pero rehuyes el concepto bíblico de perdonar y poner la otra mejilla.
Puestos a elegir y a pesar de mi claro agnosticismo prefiero la parábola de Lázaro.
O como cantaba el fallecido Peret ....."  No estaba muerto que estaba de parranda".
Y sino, al tiempo.










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