A veces un hecho aparentemente rutinario como es la llegada del buen tiempo, mañanas llenas de sol, largas y cálidas noches de verano etc. provoca ideas en tu mente que te hacen reflexionar:
Has estado todos los inviernos de tu vida esperando que llegue ese momento.
Y te recuerda que la vida es una continua e interminable espera.
Esperas crecer, ser "mayor", ponerte pantalones largos,fumarte tu primer pitillo ,sentir la atracción del sexo opuesto.
Esperas encontrar ese gran amor que ves reflejado en los libros,en las películas , en las charlas ajenas. Y comienza a inquietarte el asegurar un buen futuro profesional . Te preparas, estudias y luchas para conseguirlo.
Esperas consolidar esa relación incipiente que empieza a formarse.
Llega el matrimonio, los hijos, una primera vivienda y diferentes responsabilidades.
Y la espera continua. El deseo de alcanzar una mejor situación económica, más espacio, mejor ubicación, mayor calidad de vida para tu familia.
Esperas lo mejor para ella, que consigan sus propios objetivos, muy similares a los tuyos.
Esperas, esperas, esperas......
Y cuando piensas que la espera ha terminado, nuevos factores entran en tu vida que desequilibran lo conseguido, te obligan a volver a empezar y provocan.... nuevas esperas.
Tan normales y humanas como recuperar tu estabilidad personal, reacomodarte a tu nueva situación, asegurar tu día a día.
Cuando todo ello parece normalizarse, te das cuenta de que sigues esperando.
No sabes muy bien que. A veces la culminación de un nuevo proyecto, el ingenuo deseo de recuperar la ilusión perdida en tu camino, el creer que tu cerebro está inconscientemente abierto a nuevas expectativas.
Y te cansa la espera.
Porque mientras esperas, el inexorable calendario sigue avanzando.
Si observas tu paisaje de forma objetiva, asumes que no eres capaz de modificarlo tal como te lo imaginas, aceptas que toda tu energía no es suficiente para cambiar la realidad.
Y a pesar de ello...ingenua,infantil , románticamente y por puro instinto de supervivencia.....sigues ESPERANDO.
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