Reconozco que, desde mi infancia, he sentido fascinación por los trenes.
Esa sensación de escapada, nuevos paisajes y amplios horizontes que desfilaban ante la mirada sorprendida de un niño era maravillosa, incrementada y mitificada por los textos de mis primeros libros de aventuras.
A posteriori, mi pasión por el cine contribuyo a aumentar dicha fascinación.Películas como Extraños en un tren, Asesinato en el Oriente Express, etc, se integraban en mi mundo de fantasía y me hacían imaginar todas y cada una de las sorprendentes situaciones que en un tren podían suceder.
Un deseo de recuperación del romanticismo de aquella época, dio lugar a la restauración de vagones e instalaciones de míticos trenes como el Transiberiano, el propio Orient Express o el que circula por la India, cubriendo la llamada Ruta de los Marajás, convirtiendose en un apetecible objetivo para gente viajera, otra de mis pasiones.
Curiosamente y a pesar de ello , nunca he llegado a realizar ninguno de dichos viajes.
Independientemente del coste económico, nada desdeñable, no he encontrado una respuesta satisfactoria que me permita responder a porque ha sido así.
Es ahora, cuando se mezclan tantas ideas en mi cabeza, que he encontrado un cierto paralelismo con ese hecho y el devenir de mi vida.
Simbólicamente y haciendo balance de la misma, he tenido la sensación de que uno toma muchos trenes pero también los pierde , sin que en ese momento sea consciente de ello.
Y de todo tipo: laborales, sentimentales o de renuncia a ciertas experiencias que estoy seguro hubiesen enriquecido mi bagaje.
A veces ha podido ser por exceso de equipaje, rutas equivocadas, falta de información o carencia de brújula.
Y la obvia pregunta surge espontánea:
¿ Todavía está uno a tiempo de "subirse al tren" ?
¿ Es demasiado tarde o todo lo contrario?
Conozco a muchas personas, algunas muy queridas, que me contestarían que ese tiempo ya paso.
Y esa respuesta, provoca en mí una innata rebeldía.
Creo firmemente que la independencia personal pasa por saber escuchar los comentarios de toda aquella persona que lo hace con cariño e interés, pero eres tu el que debe tomar las decisiones.
Y las mías no las quiero variar.
Disponemos de más tiempo, oportunidades, fuerza y entusiasmo de lo que nosotros mismos creemos.
Y voy más alla:
Cada vez que alguien te comunica una mala noticia sobre personas que directa o indirectamente conoces y cuyo presente y Destino se ha complicado por causas de todo tipo, hacen que me reafirme en mis convicciones.
Siempre hay tiempo para subirse a un nuevo tren.
Siempre hay nuevas rutas que explorar.
Solo depende de ti.
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