Supongo que el futbol es tan justo o injusto como la propia vida. Y digo supongo, porque me limito a ver partidos que pueden ser interesantes durante la Liga o cuando juega nuestra Selección.
No soy, precisamente, un “entendido”.
Cuando empece a jugar al tenis, de forma claramente mejorable y ya lejana, lo primero que aprendí es a asumir las derrotas,
No hay disculpas.
El resultado es lo que cuenta.
Y después te corresponde a ti, corregir tus errores y mejorar tu juego.
Una Selección joven y con ganas de comerse el mundo, un entrenador controvertido y discutido, cuya labor no me considero capacitado para evaluar y un país deseoso de olvidarse, por unos días de nuestros problemas cotidianos.
El resultado ya lo conocemos.
Ahora toca levantarse y seguir construyendo.
A quien le corresponda, que adopte las medidas adecuadas para seguir consolidando un proyecto.
Y a los que, cuando ganamos, gritan “¡ Yo soy español, español, español !, recordarles que , cuando más se necesitan los ánimos es cuando fracasas.
Como la vida, misma.
Adelante, chicos. Os queda mucho futuro.
Y a Marruecos, felicidades.
Gran trabajo.
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