La , siempre necesaria, pausa vacacional va progresivamente llegando a su fin.
El turismo se ralentiza y los lugares habituales de mi zona, comienzan a alcanzar cotas de normalidad, después del tsunami agosteño.
Y dentro de ese folio en blanco que representa la llegada del otoño, cada uno estará elaborando su personal agenda, procurando incorporar a la misma los buenos propósitos acumulados durante estos días de descanso y reflexión.
Aunque siempre con una oculta desconfianza, fruto de experiencias anteriores.
La de si se habrán realizado, cuando finalice este nuevo ciclo.
Y empatizo con ello, dado que yo también he vivido esa misma situación .
Hace tiempo que decidí cambiar el “quiero hacerlo”, por el “voy a hacerlo”.
Aunque voy modificando mis prioridades.
Lo que podríamos denominar objetivos tangibles, por ejemplo aprender un idioma o hacer un curso especifico, los coloco en el apartado de complementarios.
Y posiciono , en primer lugar, todo aquello que me ayude a mejorar mi estabilidad personal, que me enriquezca como individuo.
Y es un proceso lento, pero paulatino.
Resiliencia ante las dificultades, aceptación de tu entorno, evitar frustraciones, luchar por lo importante y no desgastarte en lo secundario, valorar lo que posees , analizar y reflexionar sobre el siempre presente escaparate social , disfrutar de un buen libro, pasear por la playa, independientemente del estado del tiempo, un vino y unas tapas en ese rinconcito que has descubierto, visitar esa exposición que tanto deseabas ver o comprar una entrada para una buena obra de teatro.
Ello no significa que rechace los aspectos materiales de la vida, todo lo contrario.
Mi amor por los coches, particularmente clásicos, viajar , los buenos hoteles o restaurantes, la moda, el arte , son aspectos de mi personalidad perfectamente conocidos por mis amigos y familia.
Pero, consciente de mis lógicas limitaciones, he procurado disfrutar de los buenos momentos y adaptarme en cada instante a la realidad cotidiana.
En una ocasión, comentando con un amigo la boyante situación económica de otra persona y su alto nivel de vida, me preguntó:
"¿ Si ello fuese posible....te cambiarías por el?. Pero no solo la parte económica. En su totalidad.”
No dude , ni un minuto, en responder. " Rotundamente, no. Yo me gusto más"
Mi concepción de la vida, no coincidía en nada con su perfil.
Hace tiempo leí un texto que finalizaba con este comentario:
"Cuando los años transcurran, estarás mas decepcionado por lo que no hiciste, que por lo que hiciste.”
Porque, si alguna riqueza posee el hombre, es el de la libertad.
Y afortunadamente, en este momento , la tengo y procuro aprovecharla lo máximo posible.
Nelson Mandela , durante su estancia en la carcel, consecuencia de su larga lucha contra el apartheid y para combatir su aislamiento, se inspiró en un poema de William E. Hanley, escrito en 1875 , denominado “Invictus”, cuyo último párrafo dice así:
“ I am the master of my fate. I am the captain of my soul”
“ Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma”
Tirando del siempre necesario sentido del humor y para evitar que estas líneas se conviertan en un texto excesivamente filosófico , recurriré a una antigua canción de Peret, que dice:
"Y no estaba muerto,no,no.
Y no estaba muerto, no, no
Y no estaba muerto, no, no
Que estaba tomando cañas”
Y ojalá que por muchos años
Salud.
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