Un antiguo refrán dice: "La letra, con sangre entra”.
Tal como dijo, posteriormente, la gran pedagoga María de Maeztu :
“ Ese refrán es correcto..... pero con la del maestro, no con la del niño”.
Afortunadamente, dicho concepto ha evolucionado y desaparecido de los actuales sistemas de educación.
Sin embargo, la vida juega contigo y me viene a la memoria ese recuerdo cuando , algo que parecía normal, como es un cambio de lugar de residencia, buscando nuevos paisajes y porque no, nuevos horizontes , se ha complicado innecesariamente.
Los que hayan soportado una mudanza, ya conocen los eventuales problemas que, en determinados casos, conlleva.
Normalmente, todos procuramos planificarla, con el objetivo de minimizar eventuales problemas que puedan surgir de la misma.
En mi caso particular una situación , aparentemente solucionable, como la falta de capacidad del medio de transporte para realizar la totalidad del traslado, que conllevaba buscar una solución alternativa para completarla, se ha transformado en un bucle sin fin, cuyo resultado, al día de hoy todavía es incierto.
La confianza, posiblemente ingenua, depositada en una persona , desconocida para mí hasta ese momento, que me propuso realizar esa segunda parte, con un total incumplimiento posterior y obligándome a presentar una denuncia, ha hecho que una parte de mis enseres personales todavía no hayan llegado a mi nuevo destino e ignoro , al día de hoy, si ello se cumplirá.
Pero, no es mi intención emplear estas líneas para describir una situación que, lamentablemente, le ha podido suceder a otras personas con más frecuencia de lo que uno puede imaginar.
Como siempre, he procurado extraer de ello una enseñanza y porque no, una autocrítica para intentar saber en que medida, he contribuido a que dicha situación se produzca.
Y en un análisis lo más objetivo posible, he encontrado algunas respuestas.
Elementos de mi personalidad, en principio positivos , deben de ser modificados, sin que ello signifique un cambio radical de mi filosofía de vida.
La confianza excesiva en los demás, esperando recibir lo mismo que tu das, es algo a corregir , basado en el principio de más vale tarde que nunca.
Y ello es aplicable, no solo a este caso, sino a otros muchos aspectos de mi vida.
A pesar de que , entre otras muchas aficiones, practico un amor incondicional por el cine, debo de asumir que , “Que bello es vivir” sigue siendo una maravillosa e idealista película de Frank Capra, pero solo eso.
No se deben confundir imágenes con realidades.
Ese mundo útopico, que ronda constantemente por mi cabeza, no existe.
Y ello me ha hecho y me sigue haciendo, cometer errores que podían haber sido evitados.
Generosidad, entrega, confianza, afectos, idealismo y otros conceptos similares, sumamente positivos, no deben desaparecer de mi día a día.
Pero si ser selectivo en su aplicación y por consiguiente en mi toma de decisiones.
Es necesario combinar personalidad y experiencia, con objetividad y un mayor control ante las mismas.
Porque las decepciones ante determinadas situaciones, no deben ser solo atribuidas a los demás.
Precisamente, la mejor forma de evitarlas es no auto generar unas expectativas que, en la mayoría de los casos no se van a cumplir.
Error que asumo he cometido infinidad de veces y que confío en poder corregir en ese siempre ambiguo futuro.
Aunque, a veces, lamentablemente...... la letra con sangre entra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario