..........Había transcurrido aproximadamente un año cuando el propietario de “El Mercadillo”, salió unos instantes de su tienda y se dirigió al kiosco que se encontraba a escasos metros.
Cuando estaba comprando su periódico habitual, se fijo en el titular que figuraba en la portada de una revista de actualidad. La compro, junto con el periódico. Regresó a su local y coloco el cartel de “Cerrado”
Abrió la revista y localizó la noticia que había llamado su atención.
"Jorge Azcona, el internacionalmente conocido escritor, ha sido asesinado. Su cuerpo fue encontrado por un vigilante de seguridad, que realizaba su ronda habitual.
El cadáver apareció en las proximidades del Hotel Palace, de Madrid, en el interior de su Aston Martin. Según informaciones posteriores, en dicho hotel y en una suite alquilada por el escritor, se había celebrado una gran fiesta privada, hasta altas horas de la madrugada.
La causa de su muerte fue a consecuencia de una serie de golpes recibidos en la cabeza, aparentemente con una piedra de gran tamaño, que fue encontrada al lado del cuerpo. En la autopsia posterior, se detectaron grandes cantidades de alcohol y droga en el cuerpo del fallecido.
Si bien en un primer momento se pensó en un atraco, el hecho de encontrarse en su poder su cartera, que contenía la totalidad de sus tarjetas de crédito y más de 2.000 € en efectivo, así como un reloj de oro de gran valor, han hecho descartar dicha teoría.
Un dato extraño, es que en el dorso de su mano alguien había escrito, en latín: OBNOXIUS ( CULPABLE) . Hasta el momento no se ha encontrado una explicación plausible a este hecho, que la policía sigue investigando.
El éxito alcanzado con su última obra, que le hizo vender más de un millón de ejemplares en pocas semanas, solamente en EEU, sumado a las ediciones de similar éxito en el resto de países, había convertido a Jorge Azcona en el más prometedor escritor español de la última generación»
Suspiró y dirigiéndose a una de las estanterías, cogió de la misma una vieja agenda de piel.
Procedió a abrirla y una vez localizada la página que buscaba, ojeo la lista que figuraba en la misma.
Clasificados por fecha de fallecimiento, se encontraban una serie de nombres por todos conocidos desde Jim Morrison hasta Ernest Hemingway, Elvis Presley o John F.Kennedy.
Sus muertes habían llenado las páginas de los periódicos y tenido enorme repercusión, como correspondía a figuras de renombre mundial.
Sacó de uno de los cajones la antigua pluma y un tintero.
Al final de dicha lista, escribió el nombre de Jorge Azcona y su fecha de fallecimiento.
Guardó de nuevo los utensilios de escritura y colocó en la estantería la vieja agenda.
Con triste sonrisa, dirigió su mirada a un pergamino que, debajo de un crucifijo de marfil, se encontraba enmarcado en una de las paredes. Releyó el texto que tantas y tantas veces había recordado, una vez finalizadas sus oraciones nocturnas y antes de iniciar su descanso diario:
“Si un hombre tuviere un hijo rebelde y desvergonzado que no atiende a lo que manda el padre y la madre y castigado se resiste con desprecio a obedecer, préndanle y llévenle ante los ancianos de su ciudad y a la puerta donde está el juzgado.
Y les dirán: “Este hijo nuestro es protervo y rebelde. Hace befa de nuestras reprensiones, pasa la vida en disoluciones y borracheras.”
Entonces morirá apedreado por el pueblo de la ciudad, para que arranquéis el escándalo de en medio de vosotros y todo Israel, oyéndolo tiemble”. ( Deuteronomio 21:18-21)
Salió de la trastienda y dirigiéndose a la puerta, descorrió el pestillo y colocó el cartel de “Abierto”.
Ya quedaba menos para finalizar un nuevo día.
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