sábado, 10 de diciembre de 2011

PARA LUCAS



Vas atravesando el desierto de la vida que, en contadas ocasiones, te obsequia con pequeños oasis para recuperar fuerzas y que tu trayecto a Itaca sea  digno y alcanzable.
Sin embargo, no puedes evitar la transformación personal.
Alguien que vino al mundo sin que lo pidiera, va evolucionando y siguiendo las pautas que nuestra  sociedad dicta.
Aunque nadie te lo advirtió, el camino que tu imaginabas placido y bonancible, se va transformando 
Ese humano que nació puro y sin deformación, empieza a ser un individuo influenciable y modelable.
Cuando tu raciocinio se desarrolla , comienza la pelea para desprenderte de todo lo negativo.
No es fácil de conseguir.
Desengaños, escepticismo, desplome de valores que hasta el momento parecían sólidos, ruptura de sueños que estaban en tu interior, desamor.
No puedes evitar analizar tu trayectoria y  tu desanimo.
Evidentemente,  NO todo  es negrura.
También eres capaz de recrearte en los buenos momentos, los viajes realizados, tu etapa de enamorado, el amor a tus hijas y el constatar que se han transformado en dos maravillosas personas, con sus imperfecciones lógicas, pero de una calidad humana excepcional.
Ello debería reconfortarte y de hecho lo hace, pero no puedes evitar una pregunta:
¿ Tanto esfuerzo ha merecido la pena? ¿ El balance es satisfactorio?
¿ Volvería a repetirlo ?
Cuando percibes que te estas adentrando en un territorio que no has logrado esclarecer ,a pesar de haber dedicado tu vida a buscar respuestas ,asumes tu derrota.
Y en ese álgido momento, se produce el milagro.
El sabio ciclo de la vida continua.
Y un día, después de nueve meses, nace un nuevo ser.
En escaso tiempo se va produciendo su transformación.
Aquel bebe mofletudo y frágil, que asomó su pequeña cabecita hace meses, crece rápidamente y se va transformando en una hermosa persona.
Descubres su sonrisa, sus reacciones, su simpatía, su belleza y encanto.
Y  recuperas la visión.
La vida es esto.
Buena o mala. Alegre o triste, feliz o infeliz, con buenos y malos momentos.
Y poco puedes hacer para modificarla.
Pero, cuando menos te lo esperas, vuelves a descubrir la pureza.
Y asumes que no venimos al mundo para escoger o seleccionar.
Tu no eres el director de la orquesta. Solo un simple músico.
Solo te queda manifestarlo con una de las mas hermosas  y universales palabras.

GRACIAS