Ha transcurrido ya un año desde que tomé la decisión de trasladarme a la costa mediterránea,
Hecho en si mismo que no tiene nada de excepcional , pero que a estas alturas de mi ya amplio recorrido , me planteaba dudas sobre si era una decisión adecuada .
Me ha supuesto , tal como me imaginaba , un proceso de adaptación al dejar atrás familia, amigos, costumbres y rutinas.
Un año después , no soy todavía capaz de evaluar mi decisión, dado que, como siempre sucede en todo cambio, he mejorado en ciertos aspectos como un buen clima y la proximidad del siempre deseado mar, pero con la necesidad de empezar de nuevo a generar un circulo social, tarea nada fácil en zonas turísticas , donde predomina el residente extranjero.
Haciendo una pausa, antes de continuar escribiendo estas líneas, conecte la televisión para, como buen aficionado al tenis, poder ver el partido que enfrentaba a mi ídolo, Rafa Nadal con el norteamericano Taylor Fritz, para conseguir un puesto en las semifinales del Torneo de Wimbledon, sabiendo de antemano que no podía verlo completo, dado que iba a disfrutar esa tarde/noche de la actuación de Diana Ross, en el festival Starlite, gracias a la invitación de un querido amigo.
Cuando llegó la hora de desplazarme, desconecte la televisión con un sentimiento de tristeza y frustración al ver los gestos de dolor de Nadal , la intervención del fisoterapeuta y el lenguaje corporal de nuestro compatriota, claramente afectado por una dura lesión abdominal.
Todo indicaba que iba a ser difícil para el finalizar el partido y más todavía conseguir ganarlo.
Incluso especule con una inevitable retirada.
A mi vuelta, lo primero que hice fue buscar en internet las ultimas noticias sobre el resultado.
Y ....una vez más, me reencontré con el grande, único e irrepetible campeón que es Nadal.
Contra todo pronostico e incluso desoyendo los gestos de su familia y equipo, se había clasificado para semifinales.
Y me llegó una nueva lección de vida.
Demostrando, una vez más, que el quiere puede, que no solo es un nuevo triunfo deportivo sino humano, que la fortaleza mental es tan importante como la física, que es importante relativizar situaciones comprometidas.
Cuando escribo estas líneas, todavía no se sabe si Rafa estará en condiciones para el siguiente partido contra Kyrgios , pero para mi .....ya ha ganado.
Me sirve como una nueva e inmejorable sesión de coaching, que espero recordar cada vez que crea, seguramente de forma equivocada, que no puedo afrontar un problema.
Y dado que coincide este aniversario personal con el tradicional San Fermín, asumir que el valor no es solamente correr delante de un toro.
Sino gestionar el recorrido, para llegar sano y salvo, consiguiendo tu objetivo.
En ello estamos, un año despues, con más ganas que nunca.
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