Transcurre el tiempo.Crees que has aprendido , que has adquirido madurez, conocimiento, que eres un ser humano más completo.
Hasta que llega algo tan rutinario y convencional como tu cumpleaños e inevitablemente haces balance de lo vivido.
Y constatas que, en lo fundamental , tus virtudes o defectos siguen siendo los mismos .
A pesar de los años transcurridos sigues practicando un ingenuo romanticismo , una búsqueda incansable , una eterna necesidad de saciar tu sed interna.
Las decepciones y los errores cometidos los asumes como un proceso necesario e inevitable y forma parte de tu periplo en busca de tu particular unicornio.
Y realizas un recorrido sobre lo que has conseguido:
Y realizas un recorrido sobre lo que has conseguido:
- Ejercer con orgullo y dignidad tu condición de hombre libre
- Conseguir una parte significativa de tus objetivos.
- Conseguir una parte significativa de tus objetivos.
- Equivocarte intentándolo, mientras otros vegetaban pasivamente
- Mantener viva tu pasión por la vida con la misma fuerza de tu juventud.
- Comprender la diferencia entre vivir y sobrevivir.
- Mantener viva tu curiosidad natural, sin poner límites en ello
- Evitar poner barreras a tu horizonte y continuar descubriendo nuevos paisajes, nuevas experiencias, nuevos lugares.
-Seguir amando los libros, el arte y la cultura en general con apetito inagotable.
- Saber admirar la belleza e inteligencia de la mujer con el mismo ímpetu de tu adolescencia y sentir que tu corazón sabe vibrar .
- Intentar evitar la rutina y continuar caminando.
Evidentemente, el balance es imperfecto, pero no más que la vida.
Y la mejor medicina para el inevitable deterioro biológico es seguir creyendo en tus convicciones , respetar y escuchar las ajenas e intentar mejorar como persona, como amigo, como padre.
Porque el mejor regalo de cumpleaños no es que te feliciten cuando llega.
Es que te recuerden cuando ya no estés.
Y la mejor medicina para el inevitable deterioro biológico es seguir creyendo en tus convicciones , respetar y escuchar las ajenas e intentar mejorar como persona, como amigo, como padre.
Porque el mejor regalo de cumpleaños no es que te feliciten cuando llega.
Es que te recuerden cuando ya no estés.