Y ocurre nuevamente.......
Sientes la necesidad de expresarte, pero dudas sobre que escribir.
El hastío de la sociedad te contagia.
Sientes nauseas ante el derroche de titulares que invaden los periódicos, radios, revistas o cualquier otro medio de comunicación, describiendo un paisaje que, instintiva y racionalmente repudias.
Ni un atisbo de ánimo, buenas noticias o datos que ayuden a refrescar tu, ya de por si, compleja cabeza.
Y observas que se vuelve a producir tu ciclotimia habitual.
Pasas del entusiasmo al desanimo, de la confianza al escepticismo, del romanticismo a la realidad.
Y te cuestionas, mientras haces balance de tu devenir, contemplando esa especie de Día de la Marmota , que tan metafóricamente describió la ya clásica película, con el inefable Bill Murray al frente.
Te da la sensación de que el aparente progreso no ha corregido los males históricos de la Humanidad,
Que siguen existiendo los mismos poderosos, las hambrunas, los desequilibrios sociales, la feroz lucha del individuo ante el Sistema que, durante siglos, ha dominado el mundo.
Cambia el decorado, pero el paisaje es el mismo.
Y añoras aquellos momentos en que tus pocos años te hacían inmune ante el desencanto, soñando con un futuro prometedor, el anhelo de un amor perfecto, la pasión por la vida, los diarios descubrimientos de nuevas experiencias, la mitificación de supuestas grandes aventuras que te esperaban a la vuelta de la esquina.
Te notas cansado, debilitado, escéptico , cínico , dudando cada vez más de la lógica de tu existencia, de tanto esfuerzo acumulado.
Valoras el razonable bienestar material de que dispones, mientras te sientes pobre en sentimientos, abrazos, cariño, amor , experiencias y al mismo tiempo rechazas sentirte esclavo de esas carencias, incapaz de aceptar pragmaticamente que es una tarea inútil que te desequilibra y fragiliza.
Y te rebelas contra ello, confiando que, por fin, alcances la sabiduría de asumir la inutilidad de esa búsqueda de estabilidad , más utópica que real.
Descansas tu agotada cabeza sobre la almohada, confiando en que el anhelado sueño te desconecte por unas horas de ese entorno hostil.
Y al día siguiente, a pesar de esos puntuales estados de ánimo, intentas rescatar del más profundo rincón de tu alma, tus escasas fuerzas para, a pesar de todo ello, seguir soñando, seguir buscando, seguir anhelando, rechazando la rendición confortable, la rutina, la pasividad, el conformismo.
Seguir VIVIENDO......