Andamos largos caminos buscando, intentando, consiguiendo, fracasando, madurando.
En cada momento, en cada período de nuestra vida, las motivaciones son distintas.
A veces materialistas y en ocasiones utópicas, románticas, desinteresadas o egoístas.
Y continuamos avanzando, dejando cicatrices en nuestro cuerpo y en nuestra alma.
No siempre seguimos la ruta correcta.
Nos falta información, experiencia, aprendizaje, realismo.
Y muchas veces nos sobra ingenuidad.
Pero, a pesar de ello, seguimos caminando, tropezando y con suerte , entusiasmo y fortaleza..... avanzando.
Hasta que, superada la vorágine inicial, descubrimos la belleza de la simplicidad.
Miles de cosas están a nuestro alrededor y nos han pasado desapercibidas.
Y empezamos a valorarlas, a descubrirlas, a ser un poco mas sabios, más inteligentes, más humanos.
El abrazo de un verdadero amigo, la buena gente, una copa de vino, un bello texto, una puesta de sol, esa canción que nos retrotrae a aquella época donde todo parecía fácil, donde vibrábamos, amábamos y éramos felices....
Si....felices.
Y te preguntas que no has sabido hacer para que, al llegar a un determinado punto de inflexión en tu vida, esa sensación haya desaparecido, esté olvidada o vagamente recordada.
Y sin que tengas una respuesta definitiva, algo te hace intuir que la vida es mucho más simple.
Y tu, solamente tu, la has convertido en complicada.
Y sueñas con que , en un último destello de inteligencia, puedas pasar el resto de tu vida en un bello paraje con
una copa, el mar, la playa .......y una mirada que te haga vibrar.