Una de las frases más habituales, para describir el estado de ánimo, es la de ver el vaso medio lleno o medio vacío.
O sea de forma optimista o pesimista.
La expresión es muy gráfica y válida.
Pero ¿ nos hemos preguntado quien llena el vaso?
Claramente, nosotros.
Incluso, de forma práctica, cuando se lo servimos a un amigo, para degustar un buen vino.
Ello plantea múltiples interrogantes:
¿ Hasta que punto podemos controlar o valorar nuestro día a día, nuestros éxitos, nuestros fracasos, felicidades o amarguras?
¿ El vaso está así o lo vemos así?
Todos ansiamos alcanzar ese estado útopico, que definimos como felicidad.
Pero, desgraciadamente, nos quedamos en el intento y no sabemos aplicar un método unipersonal que nos ayude a aproximarnos a dicho estado.
Practicaré con el ejemplo, procediendo a un auto análisis.
Lo primario:
Salud: Aceptable, dado que somos un organismo expuesto a averías, desperfectos y achaques.
Dinero: Mucho mejor que un enorme porcentaje de la población mundial donde, literalmente, hay millones de personas que mueren de hambre.
Amor: Caso de ausencia de pareja sentimental, quedan otras muchas cosas valorables: tu familia, tus escasos pero buenos amigos, la música, la pintura, el cine, la literatura, los viajes.
Es decir .....la vida.
Si fuésemos capaces, cada vez que nos lamentamos, de reflexionar y valorar lo que tenemos de manera objetiva, comprobaríamos que el vaso está mucho más veces lleno que vacío.
Y que somos nosotros, con nuestras decisiones, aciertos, errores , dudas o inseguridades quienes nos encargamos de llenarlo o vaciarlo.
El mundo, la sociedad, lo que nos rodea es, de por sí, imperfecto.
Nosotros, que formamos parte del mismo, también.
Cualquier experto en salud mental, sean cuales sean sus técnicas, siempre coincidirá en recomendarte que procures fijarte metas, pero alcanzables.
Todo aquello que sobrepase tus propias capacidades, te convertirá en un ser insatisfecho y permanentemente amargado.
Pero el minusvalorar las mismas, es un error producto de tu propia inseguridad.
Pero el minusvalorar las mismas, es un error producto de tu propia inseguridad.
Hay que saber ver y no solo mirar.
Que no nos pase lo que al tonto, que le señalas la Luna y mira el dedo.
Así que en estas fechas incomodas, pero proclives a hacer balance de lo transcurrido, quiero levantar mi vaso, en honor de la maravillosa gente que forma parte de mi mundo interior y brindar por ellos.
Naturalmente ...... con el vaso lleno.
Y no olvidar que a veces el problema no es solo el contenido.
En casos límites a lo mejor lo que necesitas es.....tirar el vaso.
Y no olvidar que a veces el problema no es solo el contenido.
En casos límites a lo mejor lo que necesitas es.....tirar el vaso.
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